No ha sido curiosidad, ha sido impaciencia por venir a este loco mundo. A las cuatro de la mañana ya le estaba metiendo prisa a la señora de la casa. Chaval, que son nueve meses!! Y encima hoy, con el frío que hace. Lo que yo hubiera dado esta mañana por retozar en un litro de líquido amniótico.
Voy a ir más lejos. Todo ha sido envidia cochina. No, el nene no podía celebrar su cumpleaños en diciembre. Papá y mamá son unos rácanos por celebrar el cumpleaños en una fiesta única. Ahora llega júnior y se apunta. Tres por uno, señores!!! Llévese tres tartas de cumpleaños y pague sólo una!!! El niño por lo menos ha tenido la decencia de diferenciarse de sus padres en el número de velas para soplar, es que encima hasta eso aprovechan los papis.
Y luego está la típica frase que "viene con un pan debajo del brazo". Pues será para mojar en el plato de espinacas que ha traído en el paquete. Eso es mentira, yo aún estoy buscando mi mendrugo.
En fin, lo que importa es que el niño ha venido sanote, la mamá está bien, y el papá seguro que se resbala en su propia baba. Ya pasaré a presentarle mis respetos cuando estén acomodados en casa.
Seguiremos informando.