jueves, 26 de noviembre de 2009

Ciudad de las artes y las ciencias de Valencia

Este mediodía, aprovechando que he comido por la avenida de Francia, he decidido dar un paseo para quemar un poco de grasa, que se acercan las Navidades y hay que dejar algo de hueco en la hucha de las calorias. Me gusta sentirme un turista en mi propia ciudad. Cuántas veces vamos a una ciudad, sobretodo si es en el extranjero, y no nos dejamos ni un palmo cuadrado por visitar. Y sin embargo hay rincones, a pocos kilómetros de casa, que pasan totalmente desapercibidos. Por eso me voy a permitir etiquetar este artículo con la categoría de viajes.

Da gusto, cuando aterrizas en Valencia desde el mar, y pasas por encima de la Ciudad de las artes y las ciencias, oir los comentarios de los turistas. Ya hemos sobrevolado varias veces la zona, y no deja de alucinarme.



El propio edificio se ha quedado con la boca abierta

Valencia ha cambiado mucho en los últimos diez años y, aunque sigue teniendo barrios que carecen de infraestructuras básicas, este nuevo barrio le ha dado la proyección internacional que no tenía. Toda gran ciudad tiene su nuevo barrio emblemático, y en Valencia tenemos la Ciudad de las artes y las ciencias.

En la visita de hoy me he centrado en el exterior del museo Príncipe Felipe, ya que era la hora de comer y no tenía mucho tiempo para rodeos. Además las fotos están hechas con la cámara compacta, la peor compra que creo haber hecho en mi vida (mala luz, mal enfoque,...lo único bueno es el zoom óptico). Si algún día se vuelve a cascar y pensamos en darle el relevo (ya no está en garantía) me pido una Sony o una Panasonic Lumix, esas sí que tienen unas buenas "gafas". Pero voy a centrarme en el "viaje" de hoy.



Arquitectura en estado puro

Recuerdo cuando se inauguró el Hemisfèric, lo grande que parecía rodeado de solares, y ahora lo ridículo que parece, rodeado del Palacio de las Artes y del Museo Príncipe Felipe.


Al fondo, el Palacio de las Artes y el Hemisféric

Con el paso del tiempo se han ido añadiendo elementos a esta moderna ciudad. Los últimos en hacerlo han sido el Ágora y el puente, conocido coloquialmente como el jamonero, por su forma. A mí personalmente me molesta el tirante vertical, pero claro, es una opinión estética y no técnica.


En primer término el puente. Al fondo, el Ágora



Esta foto pide a gritos un 10-20mm para Nikon...

Aún están terminando los jardines aledaños, y no sé si finalmente construirán los tres rascacielos que estaban proyectados en el proyecto inicial, pero con esto de la crisis no creo que se les ocurra poner un ladrillo más.

Espero que estas vacaciones de Navidad podamos hacer más turismo valenciano, aunque a los Danpateyu lo que realmente nos va es la marcha. La siguiente escapada que hagamos por Europa ya nos tocará pagar los tres asientos (se nos hace mayor el renacuajo), así que la hucha tendrá que estar un poco más llena.

Seguiremos informando (cuando hablo en plural es porque espero que la Patrichoco escriba unas lineas).