sábado, 17 de julio de 2010

Por fin te conozco, Pedrito

Por fín te conozco, Pedrito. Pedro Martínez, en los montes de Granada. Me habían hablado muy bien de tí, pero se habían quedado cortos. El pueblo de Esther, con una gente tan estupenda y buena como ella. No tenemos pueblo, pero como si lo tuviéramos.

La entrada del pueblo.

Anoche de cena en La Bodeguilla, con unas berenjenas a la miel para quitar el hipo de lo buenas que estaban. Hoy unas cervecitas en el Arlequín, con sus tapitas (típicas de la zona) que te llenan el estómago. Como dice mi querida cuñada, aquí la cerveza entra mejor. ¡No te fastidia, si con cada bebida que te pides te ceban con unas tapas que te quitabn el sentido!

La típica coca del pueblo. Nuestro desayuno.

Por fin los primos "pedrícolas" han conocido a la perla negra (ahora lo tenemos sirviendo gintonics en el SKAU) mientras Esther y la prima Sonia se cepillan el arsenal de pipas que ha puesto la prima Loli.

Incluso hemos bautizado a una perdiz con el nombre de Pedro, en honor al pueblo. Hace un día que estamos aquí y parece que conocemos el pueblo de toda la vida. 

 La perdiz Pedro. La mascota de Pedro Martínez.

Siempre lo decíamos en broma, que Esther es buena, pero ahora sabemos que es la mejor.

Hasta la próxima.