Como todos los años, hemos hecho una escapadita a la capital del Reino para ver el ambiente navideño. Rios de gente llenaban las calles Preciados y Montera hacia la Puerta del Sol, con pelucas y sombreros con motivos navideños.
La plaza Mayor, como siempre, con sus puestos navideños, con las temáticas cambiadas de Navidad (belenes, cintas de colores, figuritas,...) a nochevieja (pelucas, sombreros, cotillón, artículos de broma,...). Esta vez nos mantuvimos alejados del barquillero, no fuera que se acordara de nosotros y nos mandara a paseo.
Pero la joya de la Corona de este viaje ha sido el Metro. Kilómetros y kilómetros que nos hemos recorrido bajo el subsuelo madrileño para llegar desde Hortaleza hasta el meollo de la fiesta. Línea 4, desde Pinar de Chamartín hasta Argüelles, insaciable el niño. Eramos el centro de atención.
Y la sorpresa que teníamos preparada salió a medias. Hicimos una visita al Museo del Ferrocarril, pero nos quedamos con las ganas de subir al Tren de Navidad, un tren con vagones de madera y que cuenta entre sus pasajeros con los pajes de los Reyes Magos. Todos los billetes agotados hasta el 5 de enero. A ver si el año que viene nos damos más prisa en comprarlos y disfrutamos del viaje.
Y como colofón del viaje, llegando a Valencia vimos el AVE. Vaya premio para el caballero.
Seguiremos informando.