miércoles, 11 de agosto de 2010

Una boda diferente

Hacía tiempo que no íbamos a una boda toda la familia. Con todos los primos casados ya sólo quedaba esperar a que sus hijos empezaran el rosario de bodorrios y acudir a sus enlaces más por compromiso que por ganas, en la mayoría de los casos (de hecho tengo primos a los que ni conozco a sus hijos).

La boda de este fin de semana ha sido muy especial, por la historia personal, y muy esperada por otro lado. Una mezcla de sensaciones.

En todas las bodas a las que he ido, por norma general el padrino es el padre de la novia y la madrina es la madre del novio, salvo excepciones. He ido a bodas en las que el padrino es el hermano o el tío, o que la madrina sea la misma que en el bautizo (por tradición), pero es la primera vez que voy a una boda en la que la madrina es la hija del novio y el padrino es el hijo de la novia.



Pero lo mejor de todo, y eso se puede ver en pocas bodas, es que el maestro de ceremonias sea el mismísimo Homer Simpson. Vale, sé que es un dibujo animado, pero hay una persona que le pone la voz....

Hubo baile y jotas cantadas por uno de los hermanos de la novia. Incluso tuve mi momento para hacer gala de mi mal oído musical cuando me puse a "acompañar" a mi primo con un tamborcillo (ni siquiera sé cómo se llama) mientras el público me increpaba.


Por otro lado eché de menos el arroz y la traca (quizás esa tradición no se tenga fuera de Valencia), pero nos lo pasamos todos muy bien. Aunque yo acabé con el brazo hecho fosfatina por el equipo fotográfico (cámara réflex + objetivo 18-200 + flash externo), pero creo que valió la pena.


Ahora los novios están en su particular pasión turca, que imagino que nos contarán a su regreso de la luna de miel.